Moon. Space science. Ciencias espaciales. BraeuNERD.

Invertir en ciencias espaciales – ¿vale la pena?

Vemos alrededor de cuarenta personas en una sala con los ojos pegados a sus monitores, entre auriculares, cables cruzados y mucho nerviosismo. La velocidad empieza a disminuir – nos muestran gráficas en pantalla. “Touchdown confirmed” – y en la sala saltan, lloran, y se abrazan celebrando tremendo logro. Era agosto del 2012 y a mí se me salían las lágrimas al ver la transmisión en vivo del aterrizaje de Curiosity en Marte. Hace un mes, con la sala un poco más vacía, portando mascarillas, y sin poder abrazarse pero con la misma contagiosa emoción y lágrimas, escuchamos: “Touchdown confirmed – Perseverance safely on the surface of Mars“. Escalofríos de los buenos, ¿no?

A un mes de su aterrizaje en el planeta rojo, Perseverance ha actualizado su software y dado sus primeros pasos. Mientras tanto, los terrícolas continúan discutiendo sobre el desperdicio que es invertir en investigación espacial.

Por un lado, el hecho que podemos ver y escuchar otro planeta de esta manera provoca un sentimiento inexplicable. Es imposible no conmoverse al ver a todas las personas involucradas en este trabajo saltar y llorar con tal emoción. Pero con cada nuevo paso que involucra enviar algo al espacio – incluyendo seres vivos – escuchamos la pregunta, a veces en enérgicas quejas en el “twitterverso”, sobre por qué invertimos tanto en investigación espacial en lugar de invertir en solucionar los problemas con los que a diario lidiamos aquí en la Tierra. ¿Por qué no invertir todo ese dinero en conservar “nuestro” planeta? Si leemos historias y testimonios de las misiones espaciales de los 60s, estas quejas siempre han estado allí.

¿Es realmente un “desperdicio” invertir en ciencias espaciales?

Para mejorar las condiciones en nuestro planeta necesitamos tomar mejores decisiones con base en datos, pero en gran parte del mundo la inversión en monitoreo e investigación es casi inexistente. Además, obtener datos en alta frecuencia y cobertura requiere muchos recursos. Por ejemplo, el lago con el que finalizo mi tesis de maestría cuenta con un registro muy pobre de datos in situ y es gracias a datos satelitales que podemos estudiar los cambios en la temperatura del agua de las pasadas décadas. Más allá de la temperatura, hoy existe una gran cantidad de sensores en distintos satélites que nos ayudan a estudiar cambios en la cobertura de bosque, composición de la atmósfera, nivel del mar, y muchas otras ¡a nivel mundial! Conseguir estos datos en la Tierra es una tarea monstruosa.

Más allá de las ciencias naturales, el desarrollo de tecnología para estudios espaciales siempre ha ido acompañado de increíbles momentos de serendipia y de colaboraciones en donde se encuentran aplicaciones para resolver problemas locales. En los 80s, mientras científicos en la NASA estudiaban el potencial de algunas algas como agente para reciclaje y alimento en viajes espaciales largos, descubrieron que estas algas producen dos ácidos grasos que antes sólo se conocían en la leche materna. Hoy estos son importantes aditivos de muchas fórmulas para bebés, esenciales para su desarrollo y su salud mental y visual.

La estación espacial internacional (EEI) también ha potenciado muchos avances de los que todos nos beneficiamos. Por la necesidad de poderse comunicar rápidamente y monitorear experimentos en la EEI desde la Tierra a través del internet, hoy también podemos utilizar esa tecnología para comunicarnos con nuestra familia y amigos al otro lado del océano y mantenernos al día con la vida de las Kardhasians (supongo…). Las contribuciones de las ciencias espaciales a las telecomunicaciones permiten el buen control de tráfico aéreo y hasta disfrutar películas mientras volamos. Es gracias a la investigación espacial, también, que puedo escribir esto en un blog personal y vos lo podés leer estés en donde estés.

Desde paneles solares, LEDs, y sistemas de purificación de agua, hasta aplicaciones médicas como el VAD para pacientes que han sufrido un infarto cardíaco, los CAT scanners, y extremidades artificiales, la contribución de las ciencias espaciales a nuestro día a día es innegable. La Agencia Espacial Europea (ESA) incluso ha apoyado todo este año en la construcción de laboratorios móviles para apoyar y hacer accesibles pruebas de COVID19.

Hasta vos podrías obtener una licencia para utilizar tecnología de la NASA si tenés alguna idea de una aplicación que aún no se ha desarrollado. Cada año publican los llamados “NASA Spinoffs”, una publicación con los productos que nosotros usamos a diario desarrollados durante ese año en las áreas de la tecnología, medicina, medio ambiente y otros “productos terrestres” que han surgido gracias a la investigación espacial. Mis favoritos de mi día a día: el GPS, auriculares inalámbricos, y mi fiel aspiradora inalámbrica. ¡Gracias space-nerds!

Entonces, ¿cómo “salvamos el planeta Tierra”?

Recortarle fondos a un área, como la investigación espacial, no garantiza que se re-inviertan en otras ciencias. Invertir en ciencias espaciales no es lo que está evitando que se invierta en conservación y uso sostenible de los recursos naturales. Esto es lo que llamamos una “falsa dicotomía”. Las barreras para la conservación son otras, y están en nuestras manos.

El 15 de abril del 2019 la Catedral de Notre Dame ardía en llamas. Menos de 10 días después ya se habían recaudado más de 600 millones de euros para su restauración. El dinero no es el problema. Si en este mundo algo sobra es dinero. El problema es su distribución, nuestro comportamiento y hábitos de consumo, y la voluntad política. Mientras sigamos apoyando actividades insostenibles, consumiendo de empresas poco éticas, y sin fiscalizar a nuestro corruptos gobernantes, poco va a cambiar.

Juntamos ese dineral para una catedral en menos de 10 días y aterrizamos un Rover – con drone incluido – en otro planeta en menos de 10 meses. No me queda duda que juntos podemos trabajar por un planeta sostenible. La pregunta es, ¿qué tanto estamos dispuestos a cambiar?

¿Qué pensás vos de este polémico tema? ¡Contame en los comentarios!

Dato curioso: El presupuesto de Estados Unidos para el departamento de defensa es más del 50% de su presupuesto anual; lo dirigido a investigación espacial no llega ni al 1%.


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4 thoughts on “Invertir en ciencias espaciales – ¿vale la pena?”

  1. Alicia de De León

    Yo pienso que si es importante seguir con la ciencia espacial, solo deben evaluar como desintegrar toda esa basura que han dejado en el espacio.

    1. ¡Totalmente de acuerdo! No estoy tan empapada en el tema, pero tengo entendido que en el 2025 sale una misión de la Agencia Espacial Europea específicamente para ir a recoger parte de estos satélites y demás “basura espacial”. Definitivamente es una gran responsabilidad de todos los países que han enviado algo al espacio – me pregunto en dónde entramos aquí éticamente pensando en el Quetzal-1.

      1. Quería agregar una aclaración/respuesta a lo del Quetzal-1: estaba programado para entrar de nuevo en la atmósfera e “incinerarse”, así que, como me respondieron en Twitter: “Ya es ceniza” 🙂

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